Mario vargas Llosa

Psicosis de corrupción

El Nacional de Caracas, 3 de marzo, 1992, Madrid.

En España el anteproyecto de reforma del Código Penal ha sido visto como un instrumento para ejercer una cierta censura de prensa

 

Madrid, (Corresponsal) – En España después de un año sometida a la psicosis de una corrupción generalizada, que ha tocado al gobierno, a la oposición, a los banqueros, a los políticos y a los empresarios, ahora se manifiesta la inquietud por el anteproyecto de reforma del Código Penal. Los dirigentes de la oposición parlamentaria, catedráticos, magistrados, abogados y periodistas consideran que podría ser utilizada como un instrumento para ejercer una cierta censura en la prensa. Recientemente, los medios de comunicación, preocupados e intimidados, han estado consultando con los expertos en derecho y cuestionado el anteproyecto del futuro Código Penal.

Según el abogado Gonzalo Fresneda lo que “se pretende es restablecer la censura para la Prensa porque, si se mantiene el delito de injurias y una ley de protección del honor, no se explica esa nueva figura”.
Cristina Peñas, abogada y especialista en temas sobre libertad de expresión, considera que tipificar penalmente la difamación significa “condenar a la Prensa al silencio”.
Para los principales parlamentarios del país el nuevo delito de difamación es un arma del partido Socialista, en el gobierno, (PSOE)  para que la prensa y la clase política no critiquen la corrupción existente. No consideran que sea necesario incluir la difamación como delito, puesto que el honor y la intimidad de las personas ya están amparados por la Ley de Protección de los Derechos Fundamentales de la Persona y lo provisto para injurias y calumnias.  

Antonio Romero, de Izquierda Unidad, declaró que “el Gobierno está legislando para defender sus privilegios… con este delito, el Parlamento, templo de la libertad, se ve mermado en sus funciones. A los políticos se nos coarta la única arma que tenemos: la palabra”.

A su vez, Federico Trillo, el derechista Partido Popular principal de la oposición, dijo que le resultaba paradójico que “González tenga ahora que recurrir a un trasnochado y obsoleto código de la dictadura de Primo de Rivera, el único en la historia de España que introdujo el delito de difamación para evitar las críticas”.

Consideran además que no sólo afectará a la Prensa y a la clase política sino a la sociedad en su conjunto. “Los medios de comunicación son la ventana de un país entero, declaró Salvador Pérez Bueno, del Partido Andalucista, (partido regional) y encorsetar la democracia como  pretende el PSOE, es lo más grave que ha ocurrido desde el 23-F” (intentona golpista en 1981).
En cambio, el representante del PSOE, Álvaro Cuesta aseguró que lo que se intenta es que no quede impune la violación del honor de las personas: “La legislación positiva tiene que garantizar la salvaguarda de ese derecho de todo individuo”, afirmó.

El nuevo Código contempla, además de las multas de cárcel, la inhabilitación especial de hasta cuatro años, para los periodistas que incurran en los delitos de difamación, calumnia e injuria. Las empresas editoras, también serán juzgadas como responsables subsidiarias de estos delitos. Y por vez primera, las caricaturas y los dibujos de los humoristas serán considerados delito.

La prensa española goza de buena salud después de haber sido controlada y sometida durante cuarenta años a la censura y autocensura que le imponía el régimen franquista. En los últimos tiempos del franquismo y durante la transición, la prensa de este país jugó un papel esencial en la recuperación de las libertades y actualmente tiene una libertad de expresión equivalente a la de países como Francia y Gran Bretaña. Pero a diferencia de la prensa gala, que no suele entrometerse en la vida intima de los políticos pues considera que es un asunto privado, en España los medios de comunicación ventilan no sólo el dinero y los negocios que tienen los políticos sino también los romances y las venturas y desventuras sentimentales de éstos.

Durante esta última década el auge económico español ha sido tan grande que el país ha crecido muy por encima de la media de la Comunidad Europea y ha sido, hasta hace muy poco, el centro de una impresionante afluencia de capitales extranjeros: Todo esto ha multiplicado las cuentas de publicidad y ha enriquecido a las empresas periodísticas. Pero el tiempo de las “vacas gordas” se está acabando y la crisis apunta en el horizonte.

En España hay más de un centenar de periódicos que venden diariamente unos 4.500.000 ejemplares, un tiraje pequeño si se compara con el resto de Europa. En la época de la República, en la década del 30, se publicaban más periódicos y se leía más que hoy. Actualmente, de los siete mil pueblos españoles, hay dos mil a los cuales la prensa escrita no ha llegado nunca. Y da la casualidad de que en esos pueblos el PSOE tiene su mayor base de sustentación. En esas zonas aisladas la población ve la televisión, controlada por el Estado. La televisión privada tiene tan sólo dos años de existencia.

En España, a pesar de la poderosa industria editorial que posee, se lee poco. El promedio es de un libro anual por español. Incluso El País, el periódico que más se vende, tiene una difusión media de 372.000 ejemplares, si bien tiene 40 millones de habitantes. Aunque parezca insólito, proporcionalmente a su población, los principales diarios de los países latinoamericanos tienen un tiraje superior al de España.
Código Penal Español


Back To Articles