Carol Prunhuber

Ángeles y Demonios

Tal Cual Digital
www.talcualdigital.com
21 de agosto, 2014

El 3 de agosto militantes del Estado Islámico (IS, siglas en inglés) atacaron el pueblo de Sinjar, hogar de los yazidíes en el norte de Irak, provocando la huida de unas 30.000 a 50.000 personas. Una estampida que finalmente atrajo la atención de la comunidad internacional sobre esta tragedia humanitaria que comenzó hace dos meses.

Ante el feroz avance de los yihadistas de IS y la ocupación de Mosul, sede de campos petroleros y la represa más grande de Irak, más de 500.000 iraquíes huyeron buscando refugio en Turquía, en Siria e Irak. Afortunadamente, desde el 17 de agosto los kurdos han retomado gran parte de la represa.

Como hordas medievales los yihadistas ocuparon pueblos y ciudades sembrando terror: saquearon, recuperaron armas abandonadas por las tropas iraquíes y establecieron su proyecto de califato. IS ha logrado una ingente cantidad de dinero con la venta de antigüedades y el petróleo de los campos sirios, y recientemente iraquíes, que venden en el mercado negro.

Reciben alrededor de $1 millón diarios. En el banco de Mosul hallaron unos $425 millones convirtiéndolos en el grupo terrorista más rico del mundo. Sus éxitos y riqueza atraen a mercenarios globales incluyendo europeos.

Además, se les han unido sunitas iraquíes. Vecinos árabes sunitas, que hasta hace unos meses convivían pacíficamente con otras minorías, se han convertido en verdugos y delatores de turcomanos, cristianos, chiítas, yazidíes e incluso árabes sunitas moderados.

IS considera otras tendencias islámicas y religiones como apostatas e infieles. Impulsados por el odio, la violencia y la lujuria de la conquista aquellos que no aceptan convertirse son masacrados.

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Militantes del Estado Islámico venden mujeres como esclavas. Este grupo, calificado como terrorista por algunos, obtiene ingresos por un millón de dólares al día. El peligro acecha a varios países y sólo una coalición internacional podrá eliminar esta amenaza


"Nos están exterminando bajo la bandera de `No hay otro Dios que no sea Alá’", lloraba VianDakhil, parlamentaria yazidí, ante el parlamento de Irak. "Mi familia está siendo masacrada... Toda una religión está siendo eliminada de la faz de la tierra. Hay 30.000 familias en las montañas de Sinjar sin agua ni comida. 70 niños han muerto de sed, 50 ancianos han perecido... ¡Por favor sálvennos!", gritó la congresista antes de desmoronarse.

Los yazidíes huyeron hacia la desolada montaña de Sinjar que veneran porque creen que fue aquí donde se asentó el arca de Noé después del diluvio bíblico enviado por Yahvé para limpiar la tierra de pecadores. ¡Qué ironía! Los yazidíes fueron perseguidos por los otomanos y luego por Saddam Hussein. Se estima que hay unos 600.000 yazidíes entre Irak, Siria, Turquía e Irán. Son étnicamente kurdos y su religión es sincrética con influencia sufí (islam), zoroastriana y cristiana.

Algunos de los yazidíes detenidos por yihadistas lograron esconder sus teléfonos y llamar a sus familiares en Irak y los EEUU suplicando que los rescataran. Así fue como un padre se enteró de que a su hija la iban a vender en el mercado de esclavos por $10. Cientos de mujeres, a menudo violadas, han sido vendidas como esposas-esclavas.

Las imágenes e historias que nos llegan son de terroristas ejecutando y lanzando al río cuerpos de muchachos, aún con lágrimas en los ojos, al saber que iban a morir; la foto de un yihadista Australiano mostrando a su pequeño hijo levantando la sangrienta cabeza de un "infiel"; un hombre cuenta cómo sus dos hermanos sucumbieron al calor y la sed, además tuvo que abandonar sus cuerpos en el polvoriento camino; relatos de jóvenes violadas por yihadistas y luego liberadas. Cuando alcanzaron a su familia pedían que las mataran.

No pudiendo vivir con la deshonra se lanzaron desde los riscos de la montaña. Botín de guerra, de raptos de mujeres, jóvenes y niños. Según la BBC hay 1,2 millones de refugiados que buscan amparo en el Kurdistán. Gracias a los ataques aéreos de Estados Unidos los peshmergas han ido liberando pueblos.

Tanto Estados Unidos como países europeos están dando apoyo militar a los kurdos y han enviado ayuda humanitaria. Pero la crisis continúa. El peligro acecha y sólo una coalición internacional podrá eliminar esta amenaza para el Kurdistán, Irak, los países vecinos y por extensión Occidente.

Bayan Sami Abdul-Rahman, representante del gobierno kurdo iraquí en Londres, declaró a CNN que era necesario "crear una coalición internacional y establecer algo parecido a lo que sucedió en Irak en 1991", cuando Saddam Hussein desató una matanza de kurdos en el norte y de chiítas en el sur.

Dicha coalición estableció una zona de seguridad con prohibición de vuelos, para proteger a la población de ataques aéreos por parte de Hussein. También apoyó las agencias humanitarias para que los 2 millones de refugiados pudiesen regresar a sus hogares, protegidos por las fuerzas de la coalición.

Para la representante kurda, IS es una amenaza no sólo para Irak y sus vecinos sino también para Occidente. "IS es una organización terrorista internacional... No estamos a salvo, es un problema de todos. Creer que la intervención no funciona, es una visión errada. La nointervención tampoco funciona. Miren lo que está sucediendo en Siria, de ahí pasó a Irak. Occidente no intervino ni a tiempo ni de forma apropiada. La intervención tiene un costo, pero la no-intervención también", dijo.

Seguridad y asistencia humanitaria es lo que piden los kurdos. Mientras Occidente discute si debe intervenir o no la barbarie de IS continúa con decapitaciones y degollamientos públicos, ejecuciones masivas, crucifixión de infieles y enterramiento de mujeres y niños vivos. Así lo relata Juan Luis Ney Sotomayor, cirujano catalán en Erbil, al diario español El Mundo . Este estremecedor testimonio es un presagio oscuro y aterrador que Occidente debe escuchar.

"No es una guerra contra los cristianos, ni tampoco una entre sunitas y chiítas", dijo el médico. "Es una guerra del terrorismo internacional contra todos... Tienen un único fin: provocar el pánico y vencer, anulando, cualquier resistencia. Hasta ahora lo han conseguido y si no llega pronto más ayuda internacional (militar y humanitaria) seguirán avanzando... La guerra sería total y la crisis humanitaria alcanzaría niveles hasta ahora desconocidos".

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