ARG with kurdos
Abdul Rahman Ghassemlou, PDKI HQ, Kurdistán Iraquí, 1985. © Humberto Morales.

Abdul Rahmán Ghassemlou. © Humberto Morales.

Tras la pista de los kurdos

Diario La Nación, San Cristóbal, 30 de julio, 2008.

Carol Prunhuber presentó en San Cristóbal “Pasión y muerte de Rahmán el kurdo”

 

Muy buena investigación, excelente ritmo de novela, pero ¿a quién le interesan los kurdos? Esa respuesta la venía escuchando Carol Prunhuber, una y otra vez, de las casas editoriales y que la obligó a engavetar los originales de “Pasión y muerte de Rahmán el kurdo”, por más de una década. Los giros de la historia que han permitido que dentro de la población más numerosa del mundo sin Estado haya surgido la persona que hoy en día preside los destinos de Irak: Jalal Talabani.

Graduada en Letras en Venezuela a principio de los ochenta,  busca su doctorado en París.  En la ciudad luz desarrolló una corresponsalía cultural y allí, durante el Festival de Cannes de 1982, conocería a Yilmaz Güney, quien la invitaría a conocer a su pueblo, con una realidad desconocida para esa época, situación que apenas ha variado un poco en la actualidad.

Los kurdos es la población más numerosa del mundo sin Estado. Hay entre 25 y 35 millones de kurdos, el 20% de la población de Turquía, 20% de la población de Irak (sic) y el 7% de Irak y 6% de Irán. Cuando se hablaba a través de los medios de comunicación del pueblo kurdo, se hablaba de la tragedia y no de la agresión constante que sufrían en los países en que estaban.

Así nos explica Carol Prunhuber para hacernos entender el significado de su libro, que presentó la semana pasada en la Sin Límite. Uno no puede referirse al tema kurdo sin tocar el asunto de la resistencia en los países que habitan, contra la opresión y el intento de borrar su cultura y memoria histórica. Emerge necesariamente el nombre de Abdul Rahmán Ghassemlou. Lo conocería igualmente en la capital  francesa, y le extendería una peligrosa invitación en plena guerra entre Irán e Irak, cuando las dos capitales estaban bajo una lluvia de bombas. Una aventura a 14 horas en lomo de mula y 15 días sintiendo las cercanías del fragor. En medio de ese conflicto nació la idea del libro, que tomó más fuerzas con el asesinato de su protagonista real en Viena por parte de los seguidores del ayatollah Khomeini.

 ¿Quién era Abdul Rahmán Ghassemlou?

Fue un marxista-leninista ortodoxo en su formación, con doctorado en Economía. Estuvo en Praga cuando entran los tanques soviéticos y en eso se da cuenta de que lo que le habían contado de las purgas en Hungría era verdad, y que la Unión Soviética no era el sueño dorado que él pensaba. Entonces comienza una transformación hacia la social democracia. Cuando yo lo conozco, el lema del partido que dirigía era “autonomía para el Kurdistán y democracia para Irán”. Era un hombre de diálogo y conciliador. A mí eso me impactó muchísimo sobre todo en los años 80, su partido nunca financió un acto de terrorismo; decía que, aunque la prensa no hablara jamás del movimiento de resistencia kurdo, jamás se pondrán bombas en las ciudades, ni se secuestraran aviones o personas. La lucha armada era contra el ejército de Irán y es una lucha para poder llegar a la mesa de negociaciones en una posición de fuerza y lograr gerenciar la región autónoma. Era un hombre de diálogo y conciliación, lo que pasa es que se estaba enfrentando a un régimen radical. Pertenecía a un pueblo que ha sido usado históricamente para hacer la guerra. Era un hombre que procedía de una cultura tribal, sin embargo, era un demócrata.

En 1985 empezó el libro, que alimentó con entrevistas a muchas personas. En 1982 finalizó su escritura y fue de editorial en editorial, recibiendo siempre una respuesta similar. Cuando sucedió la invasión de EEUU a Irak fue reactualizado y mandado a Editorial Alfa, que dio su visto bueno.

¿Cómo podríamos definir la situación de los kurdos?

En el 96, los kurdos en Irán dejaron la lucha armada y crearon un partido que hace un año se dividió. Si lo comparamos con Turquía tienen una mejor situación que en Turquía, aunque gracias a la intervención de la Unión Europea los kurdos en Turquía han logrados unos mínimos derechos culturales. En Irán pueden hablar su lengua. En Turquía, sólo desde 1991, se les permitió usar en público su propia lengua, y pueden transmitir por radio y televisión, con horarios restringidos. Hasta muy reciente, la zona donde ellos habitaban estuvo bajo ley marcial. Sin embargo, la situación ha cambiado. Ellos reclaman – tanto los kurdos de Irán como los de Irak que la riqueza procedente del Kurdistán revierta a esta región afectada por mucha pobreza. Sin embargo, todavía no pueden enseñar el kurdo en instituciones públicas. FOM